Unos ligeros golpecitos se oyen en la puerta, unos instantes más y son mas fuertes, como quien se levanta de una largo sueño, se dirige a la puerta, la abre y se queda asombrado sus ojos al instantes se abren de par en par, y se queda mirando fijamente a la chica que tenia allí mirándolo.
Allí estaba ella tan linda como siempre, llevaba un lazo amarillo en la cabeza y un vestido con florecillas pequeñas, allí estaba ella, en la que tanto había pensado y por la que muchas veces había soltado algunos lagrimones.
Se que no es lo que imaginabas, pero ya no puedo seguir con esto, - por favor-déjame pasar lamento todo lo sucedido, solo quiero conversar contigo.
Se sintió atraído por tan dulce criatura, no podía creer que esa personita de pie en la puerta era ella la misma que hace unos días, furiosa, le había gritado que no quería volver a verlo, que lo único que él hacia era asfixiarla y que estaba ahogándola. Fueron días largos de silencio de divagar con la mirada perdida, había prometido ya no asfixiarla así que era él, quien, se asfixiaba con los pensamientos.
Solo atinó a balbucear un distante saludo y abrir más la puerta, estaba soñando, tal vez solo sea su imaginación y en cualquier momento se esfumaría, le ofreció un vaso de leche era lo único que lo consolaba, ella divertida le dijo que aun seguía siendo un niño, el encogió los hombros,-no te olvidas de tomar leche fría con bastante café- eso me divierte de ti, aún no salía de su asombro cuando ella se le acerco y le dijo que todo era un error que había pensado mucho en lo sucedido y que quería quedarse, asombrado el abrió los ojos, ella entendió y le explicó, quería quedarse con él, quería que todo lo planeado sucediera, quería empezar de nuevo tratando de cometer menos errores, tratando de que todo sea como siempre imaginaron, lentamente, agacho la cabeza y dos lagrimas callaron en el café era el ser mas feliz y no podía dejar de pensar en lo felices que podían ser el tampoco era un santo, le pidió mil disculpas y la sonrisa volvió a dibujarse en su rostro, se abrazaron y se contemplaron como si hubieran pasado muchos años sin ver el uno al otro, empezaban a reconocerse, después de muchos años volvían a sentir que ambos serian transparentes y que volvería la calma, al fin podía tener al angelito que siempre quiso en sus brazos nuevamente.